Decidí tirar el reloj por la ventana y hacer que el tiempo volara.

viernes, 25 de febrero de 2011

Sabor a mar


Y allí estoy  caminando de espaldas a él por la orilla de la playa, con mi vestido blanco casi transparente, deseando que se dé la vuelta y corra hacia mí, diciéndome que me quiere, y que me beses, como si no hubiera fin.
Entonces una brisa acaricia mi pelo y me hace estremecerme, le quiero, lo sé, ¿Por qué echarlo a perder? Giro suavemente la cabeza y lo veo, está parado se gira él también y mi mira, en ese momento millones de cosas, sentimientos y emociones inundan mi mente, pero solo un pensamiento consigue salir a flote ‘’anda’’ y eso hago, comienzo a andar, lentamente, con timidez pero a la vez con fuerza, él comienza a hacer lo mismo.

Al poco tiempo nos encontramos, cuando estamos  a centímetros de distancia,  solo consigo agachar  la cabeza y sonreír, para no mostrar mis rosadas mejillas, noto su mano deslizándose por mi barbilla, obigandome a levantar la cara y mirarle a los ojos, esos preciosos ojos verdes.
Deja escapar una diminuta sonrisilla desde su boca que me produce un escalofrío agradable,
mientras nuestras manos libres se entrelazaban  entre ellas con afán de no soltarse jamás.  Me acaricia mis coloreadas mejillas con el torso de la mano y se acerca hasta mi oído dejándome escuchar un simple ‘’te quiero’’ que salía de él, de su boca, de su mente, de su corazón.

Sus labios se encontraron con los mios, tibios y húmedos, cayendo en un profundo beso, sabor a mar.


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